En noviembre de 2024, las aulas de informática de nuestro centro comenzaron a sufrir un problema desconcertante: los PCs perdían acceso a Internet de forma repentina y sin patrones claros. Algunos días ocurría dos veces; otros, no había incidencias. La conexión se restablecía tras unos minutos, pero la frustración crecía entre estudiantes y profesores. ¿La razón? Un fantasma en la red que parecía burlar los diagnósticos convencionales.
El equipo de redes, formado por Víctor Albendín y José Luis Navarro, inició la búsqueda. Realizaron pruebas de conectividad y velocidad, pero todo parecía normal. Fue entonces cuando Víctor propuso revisar los logs del switch MikroTik. Ahí encontraron la clave: registros repetidos de bucles de red. La hipótesis era clara: algún alumno, sin querer, había conectado un latiguillo RJ45 en dos puertos del mismo switch, creando un circuito cerrado. Este simple error desencadenaba un colapso temporal de toda la red.

Un bucle de red ocurre cuando existe más de una ruta activa entre dos dispositivos, formando un círculo infinito. Imaginen un paquete de datos dando vueltas sin destino, como un coche atrapado en una rotonda. Esto genera una tormenta de broadcast: los switches, inundados de tráfico, priorizan reenviar paquetes sin control, saturando la CPU y consumiendo ancho de banda. El resultado: la red se paraliza.
Los logs son el diario de eventos de los dispositivos de red. Sin ellos, habría sido imposible detectar los bucles. En este caso, los registros del MikroTik mostraban alertas de puertos que se activaban y desactivaban repetidamente, señal inequívoca de un bucle. Revisar logs permite:
- Identificar eventos en tiempo real (caídas, intentos de conexión anómalos).
- Detectar comportamientos repetitivos (tormentas de tráfico, errores de configuración).
- Correlacionar incidencias con acciones específicas (como un cable mal conectado).
Una vez identificado el problema, el equipo implementó dos medidas clave:
- Habilitar protocolos anti-bucle (como Spanning Tree Protocol - STP) en los routers de las aulas y el switch troncal.
- Configurar BPDU Guard para bloquear automáticamente puertos que reciban señales de bucle.


Estos protocolos "cierran" puertos redundantes de forma temporal, evitando que los paquetes circulen en círculo. Tras aplicarlos, las caídas desaparecieron.
Lecciones Aprendidas y Buenas Prácticas
- No subestimar los logs: Son la primera línea de diagnóstico en problemas intermitentes.
- Automatizar protecciones: STP o RSTP deben estar activos en redes con múltiples switches.
- Educar a los usuarios: Enseñar a los alumnos a no conectar cables sin supervisión previene errores.
- Monitoreo proactivo: Herramientas como Nagios o PRTG alertan antes de que un bucle afecte a la red.
Los bucles de red son fantasmas silenciosos, pero con las herramientas adecuadas y un equipo persistente, pueden desvanecerse. Este caso refuerza la importancia de combinar análisis técnico (logs, protocolos) con prevención física (evitar conexiones erróneas). Y, sobre todo, recordar que hasta el error más pequeño puede tener un gran impacto.
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